Blog

Estar firmes según la Biblia!

25.07.2013 16:28

“PARA… HABIENDO ACABADO TODO, ESTAR FIRMES.” (Efesios 6:13b)

Puesto que hemos nacido con toda clase de debilidades humanas, ¿qué vamos a hacer cuando el diablo se nos presente? Escucha:

“…para…habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13b). En Romanos 14:4b Pablo dice que “…poderoso es el Señor para (hacerle)[hacerte] estar firme”, no en tus propia fuerza, sino en el poder de Jesucristo. Tú solo eres un blanco fácil para el enemigo, pero en la fortaleza del Señor puedes estar firme y no ceder.

Por lo tanto hoy, cuando Satanás se te aparezca con sus tentaciones, dile que vas a resistir en Cristo. Hazle saber que vas a mantenerte firme hasta que dejes de temblar, hasta que vuelvas a sentir paz, hasta que pase la ola de soledad, hasta que tu matrimonio sea restaurado, hasta que salgas de las deudas, y hasta que se acabe la lucha… hasta que el tentador pierda su poder de atraparte o de hacerte caer.

Cuando tú te pongas firme, ¡Dios te afirmará! Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). El Señor no sólo te da vigor una vez, lo seguirá haciendo una y otra vez. Te fortificará cada vez que te enfrentes a un desafío difícil, cada vez que vuelva a atormentarte un recuerdo, cada vez que se te recuerde tu pasado imperfecto o que tengas que tomar una decisión difícil. Sacar de Dios la fuerza que necesitas para hacerle frente al diablo puede requerir esfuerzo. Tal vez demande de ti alabanza, oración y lectura de la Palabra con una intensidad como nunca antes lo habías hecho. Pero lo cierto es que puedes y vas a estar firme ¡si de verdad lo quieres!

Bendecidos!!!

Muéstrame tu Gloria

05.07.2013 01:04

Ex. 33:18 “Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”.

Moisés, el hombre que cuando Dios lo llamó a su servicio quiso excusarse apelando a que era una persona tarda en su hablar y torpe. Ahora, después de caminar por la cúspide del monte de la consolación, la cima del Sinaí, y las encumbras alturas de la santidad de Dios, después de transitar por los más empinados pináculos de la prueba y recorrer las cumbres más elevadas de la manifestación del poder divino que hombre alguno hubiera conocido. Ahora le pide a Dios que le muestre Su Gloria.

En esas tremendas alturas que el Señor le llevó, lo pudo conocer como el Dios de toda consolación, el Dios de justicia, Dios Santo, Todopoderoso. Pero ahora quería conocerlo en Su Gloria.

Esta es la sana ambición que Dios desea ver en cada hijo suyo, que no nos conformemos con elevarnos a un metro, ni a un kilómetro; sino que anhelemos cada día elevarnos a esas vertiginosas alturas de Su presencia. Hasta donde está su trono de Gloria, donde aún los serafines se cubren ante el resplandor de Su Gloria y Santidad.

Alguno podrá estar pensando: “es que Moisés fue un siervo muy especial, yo estoy muy lejos de ser como él”. Eso es verdad, pero Moisés, al igual que Elías, fue solamente un hombre, con nuestras mismas debilidades.

Dice Dios en Su Palabra, en Is.57: 15 “Así dijo el Altísimo y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu”.

Esa altura no se alcanza escalando con nuestras propias fuerzas, muy por el contrario, debemos desprendernos de toda capacidad humana, de todo mérito personal, porque todo ello no es más que un lastre que nos impide remontarnos a esas alturas de su morada de gloria y santidad.

¿Quiénes son los que pueden llegar hasta allí? ¿Los superhéroes de la Biblia? Dice Dios en Is. 57: 15 “el quebrantado y humilde de espíritu”. El que se reconoce honesta y sinceramente como el más pequeño, tan insignificante como una partícula que el viento de la gracia divina pueda elevar hasta Su presencia.

Muchos son los que “dicen”  ser los más pequeños de todos, y gustan repetirlo en sus oraciones públicas. Pero la persona verdaderamente humilde no se coloca un cartel que diga: “Yo soy humilde, soy el más pequeño”. No necesita publicarlo, porque en el mismo instante que lo dice, ha proclamado su necedad.

La verdadera humildad no es la que se confiesa ante Dios, sino la que se  practica con los hermanos. ¿De qué podría servir orar a Dios diciendo que somos los más pequeños de todos, pero nos airamos rápidamente cuando alguien nos dice algo que no nos agrada? E interpelamos exaltadamente: ¿Cómo se atreve Ud. decirme algo así, a mí, que soy el más pequeño y humilde de todos?

Pero Moisés era realmente humilde de espíritu, no de labios. También era muy manso, dice el Señor que no hay otro hombre más manso que mi siervo Moisés en toda la tierra. Ese fue el secreto del éxito de Moisés que le permitió remontarse hasta esas alturas.

¿No había estado 40 días en la cámara íntima con su Dios? ¿No había visto el ardiente fuego que no se consumía? Si no hubiera conocido a Dios de una forma tan personal, no habría tenido el valor de pedir algo tan grandioso. Esa comunión íntima y diaria le hizo poderoso en la oración.

Si queremos tener nosotros una bendición parecida, debemos recorrer los mismos caminos que Moisés anduvo. Cuarenta días estuvo en la presencia de Dios en el Sinaí ¿Cuánto tiempo hemos destinado nosotros a la oración para buscar el rostro del Señor? Sólo así podremos remontarnos a las alturas, desplegando alas de confianza, y nuestros labios se abrirán más para agradecer y adorar, que para pedir.

La petición de Moisés comenzó en el vr.13 cuando dijo: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos”. Pidió conocer el camino de Dios antes de orar ver Su Gloria. Moisés le había conocido como el fuego que no se consumía, como el que hacía temblar y humear el monte; pero ahora quería conocer Su Gloria.

Elías le había conocido en un grande y poderoso viento que rompía los montes, en un terremoto, en el fuego, pero luego aprendió que Dios se manifestó a él en un silbo apacible y delicado. Dice Dios en el Sl.46: 10 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”.

Cuanta necesidad tenemos de apartar un tiempo para estar quietos en su presencia. Vivimos en medio de una sociedad de consumo que se mueve a una velocidad que nos arrastra en un torbellino, que nos envuelve y nos absorbe con compromisos laborales que cada día son mayores, para satisfacer y obtener los productos instantáneos y desechables que nos imponen como necesidad. Pero Dios nos dice: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”.

No hay nada más sorprendente que el sonido del silencio. Si estamos en el campo, podremos escuchar el viento, los árboles que resuenan con él, las aves que danzan en el cielo azul y se posan y sacuden sus alas con deleite y éxtasis. Todo está lleno de la bondad de Dios.

Pero muchas veces nos dejamos arrastrar por la vorágine de la vida moderna, destinando el tiempo que nos sobra para Dios, y solamente para buscar sus favores y no Su Gloria.  Sería más fácil atar los vientos con cadenas, que remontarnos hasta Su trono de Gloria, si no nos desprendemos de los lastres terrenales que nos han impuesto como necesidades.

El Señor nos dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.

Otro gran siervo del Señor fue Abraham, y en el momento de su prueba máxima dijo: “Dios proveerá”. Sin embargo, algunos esperan que los hermanos le provean. Es triste escuchar aquellos que no saben decir como Abraham: “Dios proveerá”. Y no desaprovechan oportunidad para hacer notar a sus hermanos sus necesidades para obtener alguna ayuda por caridad. Ningún hijo de Dios debe mendigar, es Dios quien debe mover los corazones, no el hombre.

Cuánta necesidad tenemos de detenernos para contemplar Su Gloria. Oh Señor, concédeme la gracia de cautivarme y hacer un alto en mi vida para mirar en el libro de la vida, donde fue esculpido mi nombre con los clavos y la lanza que hirieron el cuerpo santo del Señor. Poder ver su agonía en la cruz del Calvario, su resurrección gloriosa, su ascensión a su trono de Gloria, su intersección cual Sumo Sacerdote. Oh Señor, muéstrame tú Gloria.

Cuando meditamos en Su Gloria, no podemos evitar elevar nuestros ojos hacia el firmamento y ver esa fuente poderosísima de energía que es el sol, que brilla con tal intensidad que su luz daña nuestros ojos cuando lo miramos directamente. Y qué diremos de ese anuncio que han hecho los hombres de ciencia, que dicen haber descubierto una estrella que es 40 millones de veces más grande que nuestro sol. Pero su esplendor es solo un hilo muy fino en el espléndido ropaje de Su Deidad, porque ni aún los cielos pueden contener Su Gloria. ¿Cuánto más nos dañaría en nuestra humanidad la presencia de Su Gloria?

El Señor le concedió solo en una muy pequeña medida la petición que le hiciera Moisés, porque en el vr. 20 le dijo: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre y vivirá”.

Hay bendición en lo que Dios nos concede, y también en lo que no nos otorga. Él conoce nuestras necesidades y limitaciones mejor que nosotros mismos. Aún al gran apóstol Pablo, cuando pidió tres veces por su sanidad, Dios le negó su ruego y le dijo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.

Hemos de aprender a dar gracias al Señor por todo lo que nos otorga, pero también por lo que no nos concede, porque detrás de su negación, siempre hay un propósito divino más allá de nuestra limitada comprensión.

Dios no es como muchos padres consentidores y mal enseñadores, que cuando el niño llora y grita, le conceden rápidamente lo que pide; porque el verdadero amor también disciplina. Se requiere más amor para decir que no, que para otorgar lo que no conviene. Dios al que ama corrige, y solamente nos da lo que en su concepto eterno estima que es bueno para nosotros.

Creo que nuestra primera necesidad es buscar Su rostro, conocer de Su Gloria, luego dar gracias por lo que ya hemos recibido. Pero el creyente carnal solamente fija sus ojos y su corazón en lo que no tiene, y se angustia por ello.

Que el Señor nos conceda más hambre por Su Palabra, más gozo en Su presencia, y un corazón más agradecido por todo lo que hemos recibido sin merecerlo, que no seamos llorones mal agradecidos. Dice en el salmo 100: 4 “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanzas”.

Que así sea, Bendecidos...........

Dios Es Siempre Fiel

03.07.2013 21:49

 

La palabra fidelidad es una que inquieta a muchas personas porque requiere muchas cosas - amor, respeto, compromiso, y lealtad.  Muchos hemos experimentado esta palabra a través de relaciones personales, ya sea en un matrimonio o noviazgo.  Desafortunadamente, muchas veces ha sido de una forma negativa por causas de infidelidades.  Pero, mi querido lector, es importante darse cuenta que en la relación mas importante de nuestro existir, la relación que tú tienes con Dios, es en la cual tú puedes tener toda la seguridad de que en verdad vas a vivir amor, respeto, compromiso y lealtad -- ¿cómo?  Porque Dios es SIEMPRE fiel!


Dios Es Fiel En Todo Momento

En Su gran amor, Dios ha permanecido fiel desde el primer tiempo.  La fidelidad de Dios es eterna y perfecta.  Los Salmos testifican lo inmenso que es el amor del Señor con nosotros su pueblo.  Dice en el Salmo 36:6 “Señor, tu amor está sobre los cielos y tu fidelidad pasa las nubes.”  Mas allá de lo que alcanza tu mirada, mas infinito que el universo es la fidelidad y el amor que tu Dios tiene por tí.


La Fidelidad de Dios Sobrepasa la de Los Seres Humanos

Tal vez nuestras experiencias humanas han manchado nuestra imagen de este concepto de fidelidad.  Pero es imposible que Dios deje de ser fiel. Dios es siempre fiel a pesar de nuestras fallas.  Dice en 2 Timoteo  2:13 “Si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede desmentirse a sí mismo.” Dios no puede dejar de ser lo que El es.  El no puede dejar de amarte, no importa cuan grande sea tu pecado y tu falta.  Tan grande es Su misericordia.  El Salmo 89:31 dice “Si sus hijos abandonan Mi ley y no andan según Mis decisiones, si profanan Mis preceptos y no guardan Mis mandamientos, castigaré a varillazos su pecado y con golpes su falta; pero Mi amor no se lo quitaré ni renegaré de Mi fidelidad.  No romperé Mi alianza ni cambiaré lo que salió de Mis labios.” Y aún mas claro nos dice San Pablo en Romanos 3: 3 “Es verdad que algunos de ellos no le respondieron, pero ¿hará su infidelidad que Dios no sea fiel? ¡Ni pensarlo!”  


El Señor Permanece Fiel Durante Nuestras Pruebas

Muchas veces es en los momentos dificiles cuando nos desesperamos, y cuando dudamos de la fidelidad y presencia de Dios.  Pero es en esos momentos cuando la presencia de Dios es mas palpable. Dice en 1 Corintios 10:13, “De hecho, ustedes todavía no han sufrido más que pruebas muy ordinarias. Pero Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. En el momento de la tentación les dará fuerza para superarla.” Dios es fiel a Su promesa de darnos la fuerza, en el Nombre de Jesús, de vencer cualquier situación, enfermedad o tentación. También en 2 Tesalonicenses 3:3 dice, “El Señor es fiel: a ustedes los fortalecerá y preservará del Maligno.


Jesús Encarna la Fidelidad de Dios

En nuestro Señor Jesús tenemos la confirmación de la fidelidad de Dios. Jesús es la encarnación de la alianza que el Padre formó con nosotros.  A pesar de nuestros pecados, el Amor de Dios es fiel a Su promesa de que algún día volveríamos a gozar de Su presencia en el paraiso.  Dice en Romanos 15:8 “Entiéndanme: Cristo se puso al servicio del pueblo judío para cumplir las promesas hechas a sus padres, porque Dios es fiel.”  El Sacrificio de Jesús en la Cruz es la respuesta mas poderosa de la fidelidad de Dios. Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, nos reconcilió con Dios y cumplió la pena y el castigo de nuestra infidelidad.  En Juan 19:30 nos dice, “Jesus probó el vino y dijo ‘Todo esta cumplido.’ Despues inclinó la cabeza y entregó el espíritu.”


Gracias Señor Jesús por ser siempre fiel a Tus promesas, especialmente a la de estar siempre con nosotros.  Que Tu presencia misericordiosa nos mueva a caminar en fe confiando en Tu eterno amor y fidelidad.  “Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán, mi Nombre le asegurará la victoria.”(Salmo 89:25)

 

SU FIDELIDAD ES INCOMPARABLE...BENDECIDOS...................

El “Tropezarse” con las bendiciones de Dios

27.06.2013 22:42

“Y ACONTECIÓ QUE AQUELLA PARTE DEL CAMPO ERA DE BOOZ…” (Ruth 2:3b)

Aunque Rut fue hacia un destino, tropezó con otro. Su plan era recoger los granos que habían quedado, pero lo que ocurrió es que “..espigó en el campo… de Booz… ” (Rut 2:3b), y eso cambió su vida. Cuando Booz la llamó por su nombre, salió del anonimato a un lugar lleno de bendiciones y de prominencia. ¡ Puede ocurrir así de rápido!

La vida de Rut había ido de mal en peor. Su esposo había muerto. Dejó el entorno familiar para no ser aceptada en el nuevo. Estaba simplemente sobreviviendo, haciendo de tripas corazón y espigando lo suficiente para mantenerse viva. ¡Entonces Dios dio un giro a las cosas! Los segadores empezaron deliberadamente a dejar caer puñados de trigo. Empezó a recoger bendiciones no merecidas.

¿Sabías que Dios puede dejarte “un sendero con migas de pan”? Después de haber luchado por tanto tiempo con una situación, Él empieza a dejar caer bendiciones en tu sendero y lo único que tienes que hacer es continuar por detrás. Aunque parezca que hoy todo va en contra de ti, no dejes que Satanás te haga retroceder. Has pasado demasiado para dejarte intimidar por él. Estás a punto de encontrarte con una bendición que va a cambiar tu vida. “…les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura” (Isaías 42:16b). Dios puede hacer que te “tropieces” con cosas buenas: que estés en el lugar adecuado en el tiempo correcto y te encuentres con la persona clave que tiene la respuesta apropiada.

Él tiene una manera de hacernos “tropezar” con bendiciones.

LA UNCION DEL ESPIRITU SANTO DE DIOS

17.08.2012 13:12

 

Muchas personas desean la unción para su vida pero no saben cómo adquirirla ni para que sirve. En 2 Reyes 2 encontramos la historia de Elías y Eliseo. Eliseo siguió y sirvió a Elías hasta el fin, y antes de que este último fuera arrebatado por el Señor para ir al cielo, le dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes de que sea quitado de ti. Y él le respondió: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas sino, no.

Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. (2 Rey 2.9-14)
La unción requiere humildad. Eliseo no tenía temor de imitar a Elías, sino que fue lo suficientemente humilde para aprender de su maestro y pedirle una doble porción de unción. Como es el maestro, es el discípulo. Tú debes tener la humildad de imitar a tu líder si es necesario. Eliseo golpeó las aguas del Jordán de la misma manera que lo hizo Elías, y después resucitó un muerto utilizando el mismo método. El poder de Dios vino a reposar sobre la humildad de Eliseo para hacer el doble de milagros que había hecho Elías. Es por eso que Dios usa a unas personas más que a otras, porque son los suficientemente humildes para aprender de otros.
ALZANDO EL MANTO
Dios no va ungir a nadie que no es capaz de agacharse y recoger el mando que otro dejó tirado. Cuando Elías tiró el manto, Eliseo tuvo la humildad de recogerlo, inclinándose para tomar lo que otro había tirado. La Biblia dice que Eliseo alzó el manto de Elías. Cuando Eliseo levantó el manto se fue inmediatamente al Jordán a hacer un milagro. El maestro Elías le enseño que el manto era para hacer milagros, no para jactarse del poder del mismo.
No puedes caminar con la unción de Dios si tienes orgullo en el corazón. Por eso el Señor se va ha encargar de levantar gente que te humille para que tu carne sea eliminada y puedas recibir la unción del Espíritu. La unción reside en quienes están muertos al yo.
La unción no se vende, Dios la da gratuitamente a quien Él quiere y a quien se la pida. El Señor conoce las intenciones de nuestro corazón y no le dará la unción a alguien que la busque para engrandecerse o jactarse de él mismo. La unción tampoco es para hacer una denominación alrededor de ella, ni para crear divisiones en la iglesia entre los que hablan lenguas y los que no, y entre los que tienen el gozo del Espíritu y entre los que no. La unción es para predicar elevangelio a un mundo perdido, para que a través de los milagros que se hagan a través de ella se testifique que Cristo salva y sana.
ADMINISTRANDO LA UNCIÓN
La historia de Elías y Eliseo es figura de Jesús y la iglesia. Cuando Elías es transpuesto deja tirado el manto para Eliseo, que es figura de los discípulos que quieren la unción. Cuando Jesús subió al cielo les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén hasta que bajara el poder del cielo, es decir, el manto.
Jesús quería que con la misma unción que Él fue investido, fuéramos ungidos nosotros. Él dijo que haríamos cosas mayores de las que Él hizo. (Juan 14:12)
Jesús citó la fe, y demando fe de todo aquel que quería ser su discípulo. La fe es imprescindible para fluir en la unción, ésta se hará evidente a medida que tú lo creas, la expresión de ella sobre tu vida es directamente proporcional a tu fe. No depende de cuánto conoces o sabes de la Palabra, sino de cuánto crees lo que has aprendido.
Cuando Eliseo tomó el manto no se distrajo en el camino, ni presumió por tenerlo, él se fue directamente al Jordán a hacer milagros. Ve y usa la unción para lo que Dios la dejo: Bendecir a otros a través de la salvación y los milagros. La unción te va ha servir para que cuando prediques la gente se convierta, para sanar enfermos, para vendar corazones quebrantados y para todo lo que Dios ha deseado.
Así lo dice en las Escrituras en Isaías 61:1-3 donde se lee: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
La unción es para servir, nunca para engrandecerte. A quien se engrandece por la unción le pasará como a Simón el mago, quiso comprar la unción para ser grande y famoso en el pueblo, por lo tanto fue revelado su corazón, y cayó en amargura.
Debes examinar tu corazón para ver por qué quieres la unción. Dios conoce las intenciones del corazón de cada uno, y dará a cada uno como Él crea. Y si ya tienes la unción, ve y has lo que Dios te mandó hacer. Si crees, las señales de las que Jesús habló, te seguirán a donde vayas.

LOS CRISTIANOS ÍNTEGROS EN UNA SOCIEDAD DE CORRUPCIÓN Por Fernando Jiménez (Cali / Colombia)

17.07.2012 14:12

 

La carta me llegó desde el norte de Chile. Se veía sincera. Entre sus líneas se podía leer una auténtica preocupación: “Soy secretaria. Trabajo con un abogado. Es un buen jefe, comprensivo y tolerante. Sin embargo, desde un tiempo para acá me pide que le diga a algunos clientes que no está en la oficina. Es mentira, por supuesto. Como cristiana, no quiero mentir. Necesito el empleo, pero me siento mal haciéndome partícipe del engaño.¿Qué debo hacer?¿Renuncio?. Cordialmente, Patricia L. “ La situación de esta chica es el reflejo de la situación que viven muchos cristianos enfrentados a una sociedad corroída por el engaño, la mentira y el abuso. Cualquiera que sea el caso, le corresponde al creyente asumir una posición.

CRISTIANOS DE FACHADA

Hoy día muchos profesan se cristianos pero no reflejan a Cristo en sus vidas. Llevan la Biblia bajo el brazo, son puntuales para llegar a las celebraciones de culto, danzan y alaban al Señor. Incluso exteriorizan a la perfección la jerga evangélica: “Dios le bendiga”, “Hermana ¿Cómo van las cosas?¿Bendecido?”,. “¡Gloria a Dios!”, y cuantas frases y palabras identifican a los creyentes. Sin embargo, dentro no dejan que Jesucristo obre la verdadera transformación de sus vidas.

Son cristianos de fachada. Muestran una imagen, pero sus acciones distan mucho de testimoniar el amor de Dios. Esa actitud hipócrita es la que ha causado un enorme daño al pueblo evangélico. Bien se anticipó nuestro amado Señor Jesucristo al decir: “Así que por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de

mi padre que está en el cielo”(Mateo 7:20, 21 Nueva Versión Internacional).

Le ofrezco dos alternativas: la primera, si se ofendió, puede cerrar este artículo e ir en busca de otro que le diga cosas bonitas; la segunda, déjese confrontar por la palabra de Dios y ¡Comience el cambio hoy!.

Jesucristo Revelado En El Salmo 8

21.06.2012 19:37

 

¿Por qué omite el autor del Salmo 8 toda alusión al pecado? ¿Por qué se omite todo lo relacionado con la caída y corrupción del hombre? Porque el salmista contempla la humanidad ideal, tal como la creó Dios, tal como Dios quería que fuera. Tal ser es una revelación gloriosa de la naturaleza de Dios. Más grande que la inmensidad del firmamento y los millones de estrellas y planetas. Más sublime que el sol, los valles y las montañas. El ser humano es la máxima revelación natural de Dios. “… ¿y el hijo del hombre que le visites…?”, dice el salmista.

¿Qué quiso decir? Según el estilo poético hebreo, con frecuentes repeticiones, no quería decir sino “hombre”. Es muy probable que el salmista no estuviera pensando conscientemente en el Mesías. ¿No suenan las palabras del Salmo 8 como una ironía? ¿Es acaso esa pobre criatura esclava de las fuerzas de la naturaleza e indefensa ante las bestias, el humano que vio el salmista? ¿No tenemos derecho a pensar que se trata de un salmo profético? ¿No se cumple esa profecía en Jesucristo?

La narración del salmista no se ajusta al ser humano como lo conocemos hoy. Sin embargo, según las promesas bíblicas, la humanidad puede alcanzar su pleno desarrollo y maduración, “hasta que Cristo sea formado en vosotros”, como dice San Pablo, en Gálatas 4:19. El autor de la Epístola a los Hebreos señala que el humano al cual se hace referencia en el Salmo 8, no es otro que Jesucristo: Hebreos 2:6-10. Jesús como humano es la perfección de la humanidad, y lo que se efectuó en él, puede atribuirse al hombre que él representa: coronado de gloria y honra.

Podemos conocer al ser humano en tanto conocemos a Jesucristo, que es el arquetipo de hombre, el Nuevo Adán, el que nos restaura a la plena humanidad perdida por la caída del primer Adán. Pero al mismo tiempo que conocemos al hombre Jesucristo, podemos también conocer a Dios que se nos revela en El. En el Evangelio según San Juan se nos dice que Felipe deseando un conocimiento exhaustivo de Dios, le dice al Señor: “Muéstranos al Padre y nos basta”, a lo que Jesús responde: “El que me ha visto ha visto al Padre” (Juan 14:8-9).

Dios se nos revela en el Hombre Nuevo, Jesucristo. En la perfección de la criatura vemos al Creador y conocemos al Creador porque se nos revela en la perfección de la criatura. Hemos encontrado dos verdades correlativas: El conocernos a nosotros mismos, y el conocer a Dios. Las dos verdades se reúnen en Jesucristo: Dios-hombre. Como muy bien ha señalado el teólogo Emil Brunner: “Desde el momento en que Dios me encuentra en Jesucristo, yo sé que El es el Creador y que yo soy la criatura. Sólo puedo conocer que soy una criatura en ese encuentro”.

Cuando Pilato afirma: “He aquí el Hombre” (Juan 19:5) estaba diciendo mucho más de lo que quería decir. La palabra final de Dios acerca del ser humano la encontramos en Jesucristo. En las palabras de Pilato está la clave tanto de la cristología como de la antropología.
Sólo por revelación el humano puede conocer a Dios y a la esencia de sí mismo. Pero Dios no sólo nos revela su naturaleza en las páginas de la Biblia. También se nos revela en una forma especial por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo que da testimonio de Jesucristo (Juan 15:26) y que convence al mundo de pecado (Juan 16:8). Es cuando el Espíritu Santo me hace ver mi condición de pecador, y de ser dependiente de Dios, que comienzo a tener conocimiento 

A SOLAS CON DIOS

19.06.2012 10:11

 

A veces la vida nos depara cambios nunca imaginados,

dificultades que nos pesan mucho y molestias que mejor hubiera sido evitar.

A veces nos parece que erramos en un desierto árido.
Pero es al sentirnos extraviados y sin meta que Dios,
con Su fiel presencia, abre Su corazón.

El es quien nos conforta el alma sedienta y el corazón quemado,
y nos conduce a las altas cimas donde conocemos la paz y plenitud eternas.

Mientras tu vida continua su largo y arduo peregrinaje, recuerda...
con Dios, nunca te abrumará la soledad.

 

En ocasiones surgen situaciones que no podemos controlar, las cuales turban nuestro entendimiento y agobian nuestro corazón. En momentos así, cuando pensamos que estamos solos, que no hay fuerzas para seguir hacia adelante, donde el futuro es incierto; es en esos momentos cuando Dios esta mas cerca nuestro (aunque no lo sintamos). Por eso, cuando hay mas tristeza y pena es cuando hay que levantar los ojos al cielo y expresar un canto de adoración y alabanza. Cuando todo va bien es fácil adorar a Dios. Pero es allí, en el valle de sombra de muerte donde El quiere que a pesar de nuestra condición, pongamos en practica la fe y reconozcamos Su poder para librarnos.

David es el ejemplo más grande que tenemos del ser humano que sufre persecución, soledad y tribulación; aún así, adora a Dios en medio del sufrimiento. Con razón se le conoce como el hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14), por ese amor profundo que sentía por Dios el cual vemos expresado en sus cánticos. Por eso, tomo los Salmos como bálsamo para las heridas del alma, ya que en ellos vemos el corazón agobiado de un hombre sediento por la Presencia de Dios y cómo esa actitud, mueve la mano poderosa de Dios para su beneficio. Cuando te agobie la soledad, vuélvete a ellos, y como David, abre tu boca y tu corazón ante la presencia del Todopoderoso Dios. Entre tantos cánticos hermosos encontrados en los Salmos, he escogido algunos de mis favoritos:

Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión, pues me encuentro solo y afligido. Crecen las angustias de mi corazón; líbrame de mis tribulaciones. Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio.
Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová
Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñíste de alegría. Por tanto á ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre
Muchos son las aflicciones del justo; Mas de todas ellas lo librará Jehová
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
En Dios solamente está callada mi alma: De él viene mi salud. El solamente es mi fortaleza, y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho.
A él clamé con mi boca, Y ensalzado fue con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado á la iniquidad, El Señor no me oyera. Mas ciertamente me oyó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Bendito Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

Pacientemente esperé á Jehová, y El se inclinó á mí, y oyó mi clamor. El me hizo sacar de un lago de miseria, del lodo cenagoso; Y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca canción nueva, alabanza á nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y esperarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso á Jehová por su confianza
Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a tí? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen: Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Y en cuanto á mí, el acercarme a Dios es el bien: He puesto en el Señor Jehová mi esperanza, para contar todas tus obras.

 

 

 

 

 

Sin santidad nadie verá a Dios

18.06.2012 16:59

 

“Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”


Para desarrollar un tema como la santidad, me es necesario primeramente reconocer que esta es una cualidad de Dios. Dios es Santo, y esta característica del Señor es la que mantiene al hombre separado de Dios, ya que nada que tenga pecado puede entrar en la presencia de Aquel que vive en medio de la perfección: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Is.6:3) Esta santidad implica separación de toda la corrupción e impureza en la que se debate el hombre. Notemos algunas de las  descripciones que se nos hacen respecto a las características que son propias de Dios: “Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo.” (Sal.119:140) “…el bienaventurado y solo Soberano, Rey de Reyes, y Señor de Señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” (1Ti.6:15-16) Podremos apreciar en estas características de pureza e inaccesibilidad, cuan imposibilitado se halla el hombre de acercarse a Dios por sus propios medios. Pero, gracias sean dadas a Dios que ha buscado al hombre y en su misericordia le llama a salir del mundo, mostrándole el camino para llegar a esa perfecta comunión, como un pueblo único sobre la tierra: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.” (Lv.20:26) Por lo que, todo aquel que cree y recibe este llamamiento, será apartado para Dios y pasará a formar parte de este pueblo único que comenzará a ser santificado por medio de Jesucristo y la palabra de Dios.


La única forma de santificar al hombre es por medio del perdón de pecados, para lo cual fue necesario el sacrificio de Cristo; la justicia de Dios demandaba la muerte del pecador, por lo que para salvar al hombre, Dios entregó a su propio Hijo en propiciación por nuestros pecados. Al pagar la deuda, el hombre que recibe a Jesús se encuentra perdonado y libre de culpa, por lo que es llamado santo, esto es, apartado para Dios. Entonces es llamado a seguir a Cristo para llegar a ver a Dios. “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere por este camino, por torpe que sea, no se extraviará.” (Is.35:8) Este camino de santidad es el trayecto que el creyente debe transitar para llegar hasta la gloria de Dios; en este camino será lavado por la palabra de Dios; será lleno del Espíritu Santo; y por medio de diversas pruebas, será purificado por medio del bautismo en fuego. Así el Señor estará santificando la vida de su pueblo hasta una completa purificación. “Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Ro.6:22) “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (2P1:14-16) Es por tanto la santificación una necesidad imprescindible para la salvación. No puede ser que pensemos entrar en el reino de Dios sin santidad.


Ahora, no debemos pensar que nosotros nos podemos santificar por nuestras propias fuerzas, o que tenemos algún motivo de gloria por ser santos. Tanto la salvación como toda santificación es una obra de Dios que se alcanza por gracia y no por la capacidad humana. “…nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.” (Tit.3:5) Es por lo tanto, la santificación una obra completamente hecha por Dios y que se alcanza por medio de la gracia que nos es dada en Jesucristo, Señor nuestro. Es él el que padeció la cruz para perdonar nuestros pecados por medio de aquel sacrificio; y también nos santifica por medio de la obediencia a la palabra para ir limpiando nuestros corazones de malos deseos y de las concupiscencias de la carne. “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.” (He.10:10) Cuando podemos reconocer santidad en una vida, debemos saber que esa santidad no es producto de obras propias que le hagan ser digno de alabanzas o reconocimiento alguno; sino que el ser santo, es por la gracia de Dios, que siendo nosotros pecadores, Cristo murió por nosotros y nos salvó sin tener mérito alguno. Nos perdonó todos los pecados, y nos llama a seguirle por un camino de santidad, en el cual estará limpiándonos progresivamente de toda iniquidad.


Si notamos como se refiere el apóstol Pablo a los hermanos que estaban en Corinto, podremos comprender que ser santos no significa ser perfectos, sino haber experimentado el perdón de pecados en Cristo; y de ahí en adelante, seguir el camino a fin de ser santificados en todo. “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.” (1Co.1:1-2) Obviamente, el término “santo” no está aplicado a personas fallecidas, ni alcanzan dicho nombre por hacer algún tipo de milagro. Esta práctica religiosa está en absoluta contradicción con el sentido escritural de la santidad. Todos los congregados en Cristo Jesús son llamados santos; como ya lo hemos dicho, no por sus obras sino por la gracia y misericordia de Dios, que les perdonó en Cristo y les apartó de las contaminaciones del mundo. Notemos que somos llamados para avanzar siempre en este proceso de santificación. “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.” (Ap.22:11) Ahora, ¿cómo podemos ser santificados cada día más? Todo esto es por medio del conocimiento de la voluntad de Dios, la fe en sus mandamientos, y la convicción de saber adónde vamos y en quien hemos creído. “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” (Jn.17:15-17) Es la palabra de Dios que al venir a nuestro corazón, nos va limpiando de toda maldad, mal pensamiento, y en general, todas las obras de la carne. Además de la palabra, también Dios usará la disciplina para tratar con nosotros. De la misma manera que nuestros padres terrenales nos disciplinaban por amor, así también Dios disciplina a todo aquel que toma por hijo, a fin de hacerlo partícipe de su santidad: “…pero éste (Dios) para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.” (He.12:10b) Si queremos alcanzar la vida eterna y participar del reino de gloria, debemos alcanzar toda santidad, porque Dios es santo, y él habita en medio de la santidad.


Si bien la salvación es por causa de la fe, y nada más que la fe; la evidencia de que la fe que tenemos es verdadera, que es una fe viva, será la manifestación de la santidad en nuestro ser. Eso ha de ser el fruto que hable del tipo de simiente que ha sido sembrada en nuestro corazón. “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto de vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.” (2Ts.2:13-14) Es por lo tanto, la santidad un requisito para ser salvos y participar de la gloria venidera: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (He.12:14) Esta es una palabra clara, definida, que no deja lugar a dudas. Dios es santo, santo, santo, por lo que para morar con él nos es necesaria la santidad, la pureza, la transparencia de corazón. El Señor viene con juicio, viene con ira para castigar a todos los desobedientes; por lo que es necesario andar en el temor de Dios y en reverencia todos los días de nuestra vida: “Puesto que todas estas cosas han de ser desechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán desechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” (2P.3:11-13) Por lo tanto, amados del Señor Jesucristo, apartaos de toda especie de mal y practicad la justicia y la santidad hasta que él venga. Amén.
 

Con una palabra describa o explique "Gracia"

13.06.2012 17:01

 

Este es uno de los términos más usado en la palabra de Dios

En el NT (gr. «charis») aparece más de 170 veces. Tiene diversos sentidos. En plural expresa gratitud.

El concepto Gracia puede ser descrito con la palabra compuesta: 'favor-no-merecido'.  Si me permite explicar, lo haré a continuación:

El concepto 'gracia' viene del griego 'charis' y tiene que ver con 'regalo', o 'dádiva'.  En una palabra sería eso un 'don'.  Sin embargo, aunque nosotros acostumbramos dar regalos a quienes lo merecen, cuando se trata de la salvación es un "regalo/ don divino" del cual nadie es merecedor y por eso es 'charis'. Si las personas merecieran la salvación esta no fuera 'charis' (regalo/ don) sino [ofeileima] (salario, o pago).  La mejor explicación proviene de la misma Escritura. Pablo dice en romanos:

Romanos 4:2-5

Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios. Rom 4:3  Porque ¿qué dice la Escritura? Y CREYO ABRAHAM A DIOS, Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA.  Rom 4:4  Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor [charis], sino como deuda; Rom 4:5  mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia.

La palabra traducida 'favor' es charis. Esta es puesta como algo que se recibe sin ganarse.  Por lo tanto, la palabra gracia es "un regalo que no se ha ganado" o  un regalo inmerecido. Hablando de manera más concreta, ese "regalo inmerecido" (gracia) es el 'don de la salvación'. En el contexto de Romanos 4 vemos que 'justificado' y 'salvado' entonces vienen a ser casi lo mismo.  Abraham fue declarado 'justo' y como tal entonces podía ser "salvo", pues se entiende que el que ha sido declarado justo al mismo tiempo puede ser declarado 'salvado'.  La justificación viene por medio de la 'fe'.  

Más adelante en el mismo libro Pablo dice "justificados pues por medio de la fe tenemos paz con Dios".  El que está en 'paz' con Dios está libre de condenación divina. Luego veremos el papel que juega la fe en torno a la gracia y la salvación.

El concepto de la salvación como 'regalo' o 'don' divino no-merecido o no-ganado por las obras es demostrado nuevamente más adelante cuando Pablo escribe en Romanos 9 sobre la elección divina para salvación y dice "no depende del que quiere ni del que corre sino de Dios que tiene misericordia" (vs. 16).  Estas palabras las dice Pablo para sustentar el ejemplo puesto en la elección divina de Jacob sobre Esaú (hermanos gemelos) cuando dice:

Romanos 9

(porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama)

 

 

 

Basado en este ejemplo, Pablo concluye y nos informa más adelante en el mismo capitulo que Dios está llamando conforme a su propósito en la elección tanto a judios y gentiles ecogidos por gracia (vasos de misericordia) para que obtengan la salvación:

23 Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia, que de antemano El preparó para gloria, Rom 9:24  es decir, nosotros, a quienes también llamó, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles.

Y de nuevo en Romanos 11:

Romanos 11:5-7

Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme ala elección de la gracia de Dios. Rom 11:6  Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. Rom 11:7  Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos;

En este pasaje Pablo pone en contraste la gracia con las obras. Primeramente dice que la salvación es conforme a la "elección de gracia", es decir, los que son salvados, lo son en base a la elección que Dios ha hecho de ellos por su gracia. No es una elección basada en obras sino basada en algo que Dios quiso hacer sin contar nada en los hombres que los 'calificara' para recibir tal regalo o don divino.  Para reforzar su punto, otra vez Pablo pone en contraste las "obras" con la "gracia".  El dice que si la salvación es por obras entonces NO ES por Gracia y si por Gracia entonces NO ES por obras.  Como base para el 'don divino' las obras y la gracia son dos términos opuestos el uno del otro.

Adicionalmente Pablo declara que la gracia no puede ser 'ganada' por las obras humanas cuando se refiere a la salvación en su carta a los Efesios:

Efesios 2:3-9

Ef 2:3  entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Ef 2:4  Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, Ef 2:5  aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), Ef 2:6  y con El nos resucitó, y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, Ef 2:7  a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Ef 2:8  Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; Ef 2:9  no por obras, para que nadie se gloríe. Ef 2:10  Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

La idea de que la gracia es 'favor-inmerecido' no puede ser más clara que en este pasaje. Claramente Pablo dice que como todos los hombres éramos "hijos de ira" pero Dios "nos amó" con "gran amor" y "nos dio vida", "nos resucitó" (espiritualmente).  Pablo repite "por gracia sois salvos", no por merecerlo sin por el amor incondicional de Dios. Luego sigue diciendo que por "las riquezas de su gracia" Dios muestra 'bondad' para con nosotros en Cristo Jesús.

La conclusión de Pablo es que "por gracia habéis sido salvados" (vs. 5) y a eso añade "por medio de la fe" a lo que también agrega "y esto refiriéndose al "acto o acción de fe" no ha provenido de vosotros sino que la fe es también un "don de Dios." La fe dada por Dios es pues 'el medio', no 'la base' para la gracia.  Y otra vez concluye "no por obras para que nadie se gloríe" (vs. 9).

Para evitar cualquier idea de que la GRACIA divina está totalmente desligada de las buenas obras, Pablo establece su lugar correcto y aceptable ante Dios cuando termina diciendo: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas." (vs. 10)  Las buenas obras son producto de la gracia de Dios.  Podríamos decir que el caballo siempre va adelante (la gracia) y la carreta siempre sigue detrás (las obras). Lo opuesto nunca es cierto.  Las buenas obras nunca alcanzan gracia pero la gracia siempre produce buenas obras.

Para concluir, podemos decir que la idea de que la gracia es algo que Dios da sin tomar en cuenta las acciones, deseos, ni intenciones sean malos o sean buenos de parte de los hombres es abundantemente clara en las Escrituras. Por lo tanto, una "palabra compuesta" para definir 'GRACIA' sería: "favor-no-merecido."  

Elementos: 1 - 10 de 16

Blog

Estar firmes según la Biblia!

25.07.2013 16:28
“PARA… HABIENDO ACABADO TODO, ESTAR FIRMES.” (Efesios 6:13b) Puesto que hemos nacido con toda clase de debilidades humanas, ¿qué vamos a hacer cuando el diablo se nos presente? Escucha: “…para…habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13b). En Romanos 14:4b Pablo dice que “…poderoso es el...

Muéstrame tu Gloria

05.07.2013 01:04
Ex. 33:18 “Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Moisés, el hombre que cuando Dios lo llamó a su servicio quiso excusarse apelando a que era una persona tarda en su hablar y torpe. Ahora, después de caminar por la cúspide del monte de la consolación, la cima del Sinaí, y las...

Dios Es Siempre Fiel

03.07.2013 21:49
  La palabra fidelidad es una que inquieta a muchas personas porque requiere muchas cosas - amor, respeto, compromiso, y lealtad.  Muchos hemos experimentado esta palabra a través de relaciones personales, ya sea en un matrimonio o noviazgo.  Desafortunadamente, muchas veces ha...

El “Tropezarse” con las bendiciones de Dios

27.06.2013 22:42
“Y ACONTECIÓ QUE AQUELLA PARTE DEL CAMPO ERA DE BOOZ…” (Ruth 2:3b) Aunque Rut fue hacia un destino, tropezó con otro. Su plan era recoger los granos que habían quedado, pero lo que ocurrió es que “..espigó en el campo… de Booz… ” (Rut 2:3b), y eso cambió su vida. Cuando Booz la llamó...

LA UNCION DEL ESPIRITU SANTO DE DIOS

17.08.2012 13:12
  Muchas personas desean la unción para su vida pero no saben cómo adquirirla ni para que sirve. En 2 Reyes 2 encontramos la historia de Elías y Eliseo. Eliseo siguió y sirvió a Elías hasta el fin, y antes de que este último fuera arrebatado por el Señor para ir al cielo, le dijo a Eliseo:...

LOS CRISTIANOS ÍNTEGROS EN UNA SOCIEDAD DE CORRUPCIÓN Por Fernando Jiménez (Cali / Colombia)

17.07.2012 14:12
  La carta me llegó desde el norte de Chile. Se veía sincera. Entre sus líneas se podía leer una auténtica preocupación: “Soy secretaria. Trabajo con un abogado. Es un buen jefe, comprensivo y tolerante. Sin embargo, desde un tiempo para acá me pide que le diga a algunos clientes...

Jesucristo Revelado En El Salmo 8

21.06.2012 19:37
  ¿Por qué omite el autor del Salmo 8 toda alusión al pecado? ¿Por qué se omite todo lo relacionado con la caída y corrupción del hombre? Porque el salmista contempla la humanidad ideal, tal como la creó Dios, tal como Dios quería que fuera. Tal ser es una revelación gloriosa de la...

A SOLAS CON DIOS

19.06.2012 10:11
  A veces la vida nos depara cambios nunca imaginados, dificultades que nos pesan mucho y molestias que mejor hubiera sido evitar. A veces nos parece que erramos en un desierto árido. Pero es al sentirnos extraviados y sin meta que Dios, con Su fiel presencia, abre Su corazón. El...

Sin santidad nadie verá a Dios

18.06.2012 16:59
  “Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” Para desarrollar un tema como la santidad, me es necesario primeramente reconocer que esta es una cualidad de Dios. Dios es Santo, y...

Con una palabra describa o explique "Gracia"

13.06.2012 17:01
  Este es uno de los términos más usado en la palabra de Dios En el NT (gr. «charis») aparece más de 170 veces. Tiene diversos sentidos. En plural expresa gratitud. El concepto Gracia puede ser descrito con la palabra compuesta: 'favor-no-merecido'.  Si me permite explicar,...
1 | 2 >>